Sincera amistad entre mi padre y el Dm. Tereza me enseñó los fundamentos del arte de elaborar quesos artesanales y mi padre me enseñó todo lo que sé.
Una situación genera una reacción fantástica y excelente. Todo empezó cuando vi a mi padre con ganas de comer queso fresco de Minas. Los quesos que tanto le gustaba comer. Recuerdo bien cuando compró el queso para pagar después, en la fecha acordada no tenía el dinero.
El conocido que le vendió el queso. Obviamente estaba muy enojado. Y mi padre escuchó cosas que no necesitaba escuchar, pero en ese momento necesitaba escuchar. Esa situación dejó a mi padre profundamente triste e impactado. Porque pronunció estas palabras con mucha emoción.
(Ni siquiera un ser humano en la tierra debería tener que pasar por esta situación, de no poder comer lo que quiere. Amigo o enemigo, rico o pobre, viejo o niño, mujer u hombre, gey o lesbiana, blanca o no. Todos somos seres humanos fantásticos). Y ahí fue cuando llegó lo grande.
A partir de ahora no lo compraré más. Voy a aprender a hacer queso. Después de innumerables intentos quiso darse por vencido. Fue entonces cuando entró un amigo suyo que según leí le enseñó a hacer una receta que tiene más de 150 años.
Desde entonces, mi padre y yo no hemos dejado de investigar y estudiar este arte de elaborar un extraordinario queso fresco de Minas, que es prácticamente la base de todos los quesos producidos en la sierra de Mantiqueira.
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